Las temperaturas en chimeneas, calderas y estufas llegan a valores de entre 600 y 800 grados en la zona de combustión, reduciéndose paulatinamente hasta los 50/60 de la parte del sombrero.
El hollín caliente, acumulado en las chimeneas, es un combustible similar al carbón
vegetal que cuando prende quema con una gran fuerza calorífica por toda
la superficiede la chimenea.
Cuando el hollín se enciende convierte la chimenea en una caldera abierta, encendida
y sin control y a una muy alta temperatura en toda su extensión.
El riesgo de incendio es indiscutible y la posibilidad de daños estructurales
en la chimenea es inevitable en la mayor parte de los casos.
Una chimenea limpia de hollín es un seguro del hogar:
un incendio es el peor de los accidentes domésticos posibles.
Si evita el fuego del hogar será un mal menor: reparar las grietas y fracturas y sustituir
el tubo de salida de humos de la chimenea tendrá un alto coste
en tiempo dinero, suciedad e incomodidades.
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